Esto es largo y denso. Si no quiere leer más, este mito es falso.
De tiempo atrás se viene postulando que las dietas ricas en proteínas tienen efectos negativos sobre la salud y que podrían producir daños en el corazón, los riñones, los huesos y el hígado y en 2001 la revista Circulation de la American Heart Association lo publicó. ( Circulation. 2001; 104: 1869-1874) Sin embargo, en 2004 fue rebatido al no encontrarse evidencia científica para tal aseveración (Manninen AH. High-Protein Weight Loss Diets and Purported Adverse Effects: Where is the Evidence? Journal of the International Society of Sports Nutrition. 2004;1(1):45-51. doi:10.1186/1550-2783-1-1-45.). No se encontró evidencia de daño al hígado ni tampoco a los riñones con ingestas de proteínas 2 a 3 veces mayores a las recomendadas que son de 0,75gr/Kg de peso corporal para mujeres y 0,84gr/kg para hombres. Se encontró que hay asociación directa entre el consumo de proteínas y la densidad ósea, es decir menor riesgo de osteoporosis y en cuanto a hipertensión también se encontró que a mayor consumo de proteína había menor presión arterial sistólica y diastólica.
Detengámonos en el riñón, por el que tengo un reciente especial interés. Un riñón sano no se daña por consumir proteínas en exceso. La función renal declina con la edad principalmente debido a glomeruloesclerosis cuya progresión se retarda con dietas bajas en carbohidratos y ricas en proteínas (The Role of Protein and Amino Acids in Sustaining and Enhancing Performance by Committee on Military Nutrition Research, Institute of Medicine. 1999 : 137-154). Además, las dietas bajas en proteínas tienden a disminuir la tasa de filtración glomerular (indicador de la función renal) y no a incrementarla.
Una de las funciones del riñón es eliminar productos del metabolismo de las proteínas. Cuando estas sustancias se acumulan en el cuerpo producen uremia que tiene efectos cerebrales, respiratorios, circulatorios, etc. y que según la magnitud pueden requerir de diálisis para su eliminación.
Una persona con daño renal se beneficia de una dieta baja en proteínas pues se producen menos de estos productos y puede evitar ser dializada. Pero una persona con riñones sanos no tiene ningún problema en consumir proteínas en cantidades normales o incluso mayores (2,8gr/Kg de peso corporal para atletas).
En los pacientes trasplantados renales estables, incluso con terapia inmunosupresora, se recomienda el mismo consumo de proteínas que para la población general. Es más, en las primeras 4 semanas luego del trasplante se requieren por lo menos 1,4gr/kg para incrementar la masa muscular o en caso de rechazo cuando se trata con prednisolona. (Nephrology 2010; 15, S68–S71). Es decir, a los trasplantados renales se les trata como personas con riñones sanos en lo concerniente a ingesta de proteínas siempre y cuando no tengan complicaciones. No se debe disminuir su consumo pues afectaría negativamente el balance nitrogenado que genera catabolismo muscular (Pérdida de masa muscular) que puede llevar a sarcopenia que es el déficit de masa muscular.